El regreso

Siempre se lo extrañó como a un hijo. Hasta que a mediados del 2000, en una tarde lluviosa frente a Rosario Central, en la goleada 4-1, volvió a tener su oportunidad, como aquella tarde del 90. El día que reapareció, ante los rosarinos, la rompió como si nunca se hubiera ido. Su incorporación resultó toda una novedad, pensando en el fútbol que podía dar junto a Saviola, Aimar y Angel, tanto que se los llamó los cuatro fantasticos.

Fortaleció su relación con los hinchas hasta llegar a la categoría de ídolo máximo. Siguió siendo un indiscutido por su talento y sus permanentes muestras de amor hacia el club de su vida.